Hace algunos días explotó la polémica en torno al monitoreo que realizará el gobierno de Sebastián Piñera a las redes sociales, supervisando, evaluando y cuantificando los temas de mas alta popularidad con fines bastante desconocidos. Hace algunos días la vocera de gobierno, la sempiterna Ena Von Baer, le bajaba el perfil a la licitación millonaria que se adjudicó xxxx, señalando que ella utilizaba Facebook, Twitter y atendiendo a las diversas formas de expresión que se desarrollan por la red.
La verdad, me parece fantástico que esos señores burgueses lean alguna columna que escribimos. Sería fantástico que se enteraran de la existencia de los Cine Clubes, instancias que cabe señalar no reciben aporte estatal ni subvenciones que ideológicamente nos aten con discursos, a doferencia de un partido político, por ejemplo. También leerían sobre las precariedades en que nos mantiene el sistema capitalista que se encargaron de implementar en Chile aquellos que hoy señalan sonrientes que “somos gobierno” (frase favorita de “La Ena”), y que tratan de hablar de “todo Chile” cuando no representan ni siquiera al 30% de aquellos que están en condiciones de emitir su voluntad por la vía electoral.
Sería muy bueno que el gobierno se encargara de recoger aquellas demandas de la ciudadanía virtual en torno a las restricciones que propone la ley de propiedad intelectual en torno a la difusión de contenidos, y que conozcan Creative Commons, aunque dudo que se hagan cargo de algo que no tiene que ver con el lucro. La derecha en nuestro país ha pisoteado las diferentes formas de acceder al conocimiento de forma horizontal, pero a la vez ha estigmatizado a diversos grupos encargados de transparentar y posibilitar que los conocimientos lleguen a todo el mundo. Se torna menos prioritario cuando un estudiante universitario debe pagar entre 3 y 5 millones de pesos por estudiar un año de su carrera, pero a la vez es mas sabroso si su deuda alimenta generaciones y generaciones de otros endeudados.
También sería gratificante ver como el Estado se da cuenta de las enormes ganas que tiene la ciudadanía por acceder a su patrimonio audiovisual, que leyeran los foros y blogs de personas reclamando sobre la dificultad que reviste poder acceder a una película nacional, o como se deben filtrar links de descarga de películas que nunca han existido comercialmente o disponibles gratuitamente, al borde de la ley. Ilusoriamente pensamos que el Ministro de Cultura se preocupará en extremo por esta desigualdad clasista que permite que pequeños núcleos de intelectuales puedan acceder al cine nacional, escribir libros y presentar ponencias, y enfurecido saldrá raudo desde su palco en el Teatro Municipal a sentarse en su escritorio para redactar una propuesta de democratización de la cultura y la memoria audiovisual.
El monitoreo también permitirá ver las penurias que deben pasar los archivos fílmicos públicos en Chile, que cabe señalar no son financiados por el estado y que deben “concursar” para poder conservar el patrimonio audiovisual local, y así de una buena el estado se sensibilizará frente al tema. Como Brand Metric, a cargo del monitoreo, puede cuantificar y sacar rápidamente porcentajes y proporciones, se darán cuenta rápidamente que subvencionar entes represores de marchas estudiantiles sale mucho mas caro que financiar la restauración de una película, por lo que drásticamente le quitarán porcentaje a las instituciones aquellas y se las entregarán a los archivos de todo Chile para que puedan recuperar y difundir la memoria fílmica del país de forma horizontal.
Los resultados también arrojarán un alto nivel de hostilidad al extremo capitalismo que han implantado como sistema en el país, descubrirán que las nuevas generaciones idolatran a historiadores o escritores, que los menores de 30 años se informan en publicaciones que no son La Tercera ni El Mercurio, y que finalmente da lo mismo estudiar la web, ya que el 90% de ese público objetivo no solo no está inscrito para votar, sino que rechaza categóricamente la estructura partidista que el gobierno plantea. Se darán cuenta que los reportajes de Chilevisión no son tan verdaderos, y que generan aversión en la población por su sensacionalismo, y que los jóvenes que ahí se sindican como borrachos y drogadictos, también son expertos en interactividad, cultura pop y visualidad. Quizá aquellos resultados permitan que la señora Baer entienda que los viernes en la noche pueden ser menos agitados para un chico de 18 años que para un sacerdote de 50 años, dependiendo de la persona a la que se refiera claro está, entendiendo las trampas de la estigmatización.
Curiosa paradoja se dará con la implementación de sistemas de seguimiento estatales a las redes sociales en Chile. Los arquetipos planteados por el gobierno bajo una lógica publicista se derribarán, y se darán cuenta que hay jóvenes tan cultos que han debido autoformarse, por que el estado no garantiza que la educación sea igual para todos. Se darán cuenta que hay sistemas como los Cine Clubes, ajenos a las cadenas de cine administradas como sucursales de las cadenas norteamericanas, y que además financia en este momento el Ministerio de Cultura ante el mutismo de la comunidad en general, en antagonismo a nuestros Cine Clubes que exhiben mas cine chileno de lo que la ley exige. Un sistema de vigilancia permitirá conocer un Chile horizontal, que no necesita del Estado sino que muy por el contrario, se hace pluralista con su negación, con la virtualidad de la red que no es sino la invisibilización de los aspectos mas deleznables del poder, pero también la emergencia de otros poderes como el sarcasmo, la ironía, la autosustentación, el trueque y el intercambio.
¿Esperaban acaso algo distinto?
(Luis Horta es Académico de la Universidad de Chile, Universidad de Valparaíso y la Escuela de Cine de Chile. Coordinador general del Cine Club de la Universidad de Chile y miembro de la Red de Cine Clubes de Chile.
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