Las funciones se realizarán el martes 11 y el jueves 13 de octubre, a las 17:30 horas.Auditorio Selva Saavedra de la Universidad de la Frontera (Campus Andrés Bello, bajo la Biblioteca Central) ENTRADA LIBERADA
Martes 11
También la Lluvia es una historia inspirada en la Guerra del Agua que tuvo lugar en Cochabamba en Abril del 2000 y cuenta la historia de Sebastián y Costa, un director y un productor que quieren hacer una película sobre Cristóbal Colón que dé la vuelta al mito. La historia de un Colón obsesionado por el oro y represor de indios y también la de quienes lo denunciaron: los padres Bartolomé de las Casas y Antonio de Montesinos. Pero mientras ruedan en Cochabamba estalla el conflicto por la privatización y venta a una multinacional del sistema de aguas de la ciudad, la tristemente famosa (y real), Guerra del Agua del año 2000.
También la Lluvia es una historia inspirada en la Guerra del Agua que tuvo lugar en Cochabamba en Abril del 2000 y cuenta la historia de Sebastián y Costa, un director y un productor que quieren hacer una película sobre Cristóbal Colón que dé la vuelta al mito. La historia de un Colón obsesionado por el oro y represor de indios y también la de quienes lo denunciaron: los padres Bartolomé de las Casas y Antonio de Montesinos. Pero mientras ruedan en Cochabamba estalla el conflicto por la privatización y venta a una multinacional del sistema de aguas de la ciudad, la tristemente famosa (y real), Guerra del Agua del año 2000.
500 años después de Colón, palos y piedras se enfrentan de nuevo al acero y la pólvora de un ejército moderno. Solo que esta vez no luchan por el oro, sino por el más simple de los elementos vitales: el agua. Pasado y presente, ficción y realidad, se mezclan y toman forma a través de las decisiones y del enfrentamiento entre dos hombres jóvenes cuyas conciencias les guiarán hasta donde nunca hubieran imaginado.
Jueves 13
En La Mision un misionero jesuita del siglo XVIII, el padre Gabriel, es aceptado por los indios guaraníes y crea la misión de San Carlos, en la jungla tropical sudamericana que está por encima de las cataratas del Iguazú, siguiendo el camino de un jesuita crucificado, sin más armas que su fe y una flauta. A sus acólitos se une Rodrigo de Mendoza, hasta entonces un violento traficante de esclavos, mercenario y asesino, que encuentra su redención entre sus antiguas víctimas, convirtiéndose a su vez en jesuita. Varios años después, como consecuencia del Tratado de Madrid, los jesuitas son convocados ante Altamirano, nombrado por el Papa para decidir sobre el destino de unas misiones que, creadas en un territorio perteneciente a la Corona Española, por una nueva delimitación de fronteras, están ahora bajo dominio portugués. Cuando Altamirano ordena a los guaraníes que abandonen San Carlos, los indios deciden presentar batalla. Gabriel y Mendoza se encuentran entonces ante un terrible dilema: abandonar a los indios en su lucha o quebrantar su voto sagrado de obediencia y no violencia. Al acercarse el estruendo de los mosquetes y cañones europeos, uno eleva su voz orando mientras que el otro decide empuñar su espada.
En La Mision un misionero jesuita del siglo XVIII, el padre Gabriel, es aceptado por los indios guaraníes y crea la misión de San Carlos, en la jungla tropical sudamericana que está por encima de las cataratas del Iguazú, siguiendo el camino de un jesuita crucificado, sin más armas que su fe y una flauta. A sus acólitos se une Rodrigo de Mendoza, hasta entonces un violento traficante de esclavos, mercenario y asesino, que encuentra su redención entre sus antiguas víctimas, convirtiéndose a su vez en jesuita. Varios años después, como consecuencia del Tratado de Madrid, los jesuitas son convocados ante Altamirano, nombrado por el Papa para decidir sobre el destino de unas misiones que, creadas en un territorio perteneciente a la Corona Española, por una nueva delimitación de fronteras, están ahora bajo dominio portugués. Cuando Altamirano ordena a los guaraníes que abandonen San Carlos, los indios deciden presentar batalla. Gabriel y Mendoza se encuentran entonces ante un terrible dilema: abandonar a los indios en su lucha o quebrantar su voto sagrado de obediencia y no violencia. Al acercarse el estruendo de los mosquetes y cañones europeos, uno eleva su voz orando mientras que el otro decide empuñar su espada.
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